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🎤 El día que rapeé dentro del círculo

Recuerdo un concierto en el que todo parecía estar a favor.
Se había anunciado en la radio. En la televisión.
Había carteles por toda la ciudad.

Pero cuando llegué… había seis personas.
Seis.
El miedo me apretó el pecho.
Pensé: “¿Para esto me preparé tanto?”

Y cuando empecé a cantar, ni siquiera me escuchaban.
Las pocas personas que había se pusieron a hablar entre ellas.
Hicieron un círculo en medio de la sala.
Le daban la espalda al escenario.

Sentí que se me caía el alma.
Pero ahí pasó algo.
No sé de dónde salió, pero dije:
“O lo dejo… o entro en ese círculo y me hago escuchar.”

Salté del escenario.
Me metí entre ellos.
Y empecé a rapear, mirándolos a los ojos, sintiendo el suelo, latiendo con el ritmo.

Uno empezó a moverse.
Otro aplaudió.
Y cuando quise darme cuenta… todos estaban conmigo.

Ese día aprendí algo que nunca olvidé:
El escenario no siempre está arriba.
A veces, el escenario es donde está la gente.

El rap me dio herramientas que no sabía que años después usaría en mi vida profesional:
Aprendí a vocalizar.
A usar el silencio.
A mirar al público.
A proyectar energía.
Y, sobre todo, a conectar más allá del miedo.


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