Saltar al contenido

Esta es la razón por la que tienes miedo a hablar en público.

¿Cuántas veces has sentido miedo en lo que llevas de vida?

Seguro que un montón de veces al igual que yo o cualquier otra persona.

A medida que has ido creciendo, han aparecido nuevos temores. Y no le eches la culpa sólo a la tv.😂

Las experiencias que vivimos condicionan completamente la forma en la percibimos la realidad.

Una vivencia negativa, puede hacer que cambies tu actitud y la manera en la que enfrentas nuevas experiencias.

Cada vez que vives una situación nueva, es inevitable que aparezcan miedos nuevos. De hecho, lo primero que sentimos es una gran incertidumbre.

¿Cómo será? ¿Qué pasará? ¿Se me dará bien?¿Estaré preparado?

🤔Son muchas las preguntas que aparecen de repente en tu cabeza ¿verdad?

Me pasó la primera vez que quedé con mi mujer, la primera vez que fui a una entrevista y cientos de miles de veces antes de salir a hablar en público.

Lo malo de todo esto es que cualquier cosa que nos de miedo, nos impide avanzar. Y si el miedo es demasiado grande, toma el control de nuestro cuerpo y nos hace temblar, sudar y querer salir corriendo.

Cuando empecé a hablar en público el miedo me poseía.

Mis primeras veces fueron como la mayoría de las personas, en el colegio y en el instituto.

Hoy me río porque recuerdo que en el colegio para aprenderme una poesía de la Virgen María, decidí rapear, ya que estaba descubriendo este nuevo género musical que me encantaba.

 Pensaba que lo importante era que me aprendiese la poesía.  Llegué a clase de religión, me puse a rapear el poema de la Virgen María y la profesora me echó de la clase sin saber el porqué. 

Y mira que me sentía cómodo y feliz por tres razones:

  • Me había aprendido el poema.
  • Le había aplicado un toque de originalidad con el rap.
  • No había sentido miedo al ponerme delante de los compañeros.

Yo había cumplido el objetivo, que era estudiarme el poema. Pero por algún motivo, la profesora de religión no quedó satisfecha.

Fuera de esta anécdota, cuando pasó el tiempo, llegué al instituto y me tuve que enfrentar al hecho de salir a la pizarra día tras día.

Lo pasaba realmente mal, al igual que todos mis compañeros. Lo peor era recorrer ese interminable pasillo entre los pupitres, desde tu mesa hasta la pizarra.

 Parecía eso la milla verde, con todos los compañeros mirándome con una mezcla de miedo y lástima, sabiendo lo que me iba a pasar.

Cuando llegaba a la pizarra, me veía expuesto delante de todos mis compañeros. 

Sabías que todos tus defectos brillarían más que nunca o por lo menos todos aquéllos susceptibles de burla. Ya fuesen tus zapatillas, tu ropa o tu forma de hablar.

Además, todos teníamos miedo de que nos hiciesen una pregunta que no supiésemos responder.

Y yo porque soy negro y no se me notaba, pero la mayor parte de mis compañeros se ponían rojos como tomates, aunque las cosas como son, el miedo para todos es el mismo. 

Descubrí con el tiempo, que existen dos principales miedos a la hora de hablar en público: 

  • El miedo a ser juzgado
  • El miedo a defraudar a alguien. 

Cuando tenía que salir a la pizarra, me empezaba a temblar todo. Se me aceleraba el pulso, me temblaba la voz, y por supuesto tenía pensamientos de huida.

Quería marcharme de ahí lo antes posible.

Un día cualquiera, me desperté, me duché, me vestí, cogí mis cosas y fui al instituto.

La primera clase bien, la segunda bien, y llegó la temida clase de matemáticas para mí, ya que siempre he sido malísimo. Reconozco que tengo una parte de responsabilidad. 

El profesor me sacó a la pizarra, y me dije en ese preciso momento…

¡No volveré a pasar miedo!

Decidí salir con seguridad, con la cabeza bien alta y el cuerpo erguido. Si me hacían una pregunta que no supiese, sencillamente le decía al profesor que no lo sabía, con todas las consecuencias que pudiese tener mi respuesta.

Eso sí, comencé a aplicarme y a prepararme para dar mejores respuestas, cada vez que saliese a la pizarra. Y eso es lo que hice en absolutamente todas las clases de todas las asignaturas. 

Debo decir aquí entre nos, que éste proceso mejoró mis notas.

Cada vez que pedían voluntarios para salir a la pizarra, yo me ponía de pie y salía. Supiese o no supiese, me había prometido a mí mismo que no iba a volver a pasar miedo jamás.

 A base de salir y salir, poco a poco ese miedo fue desapareciendo. Siempre se mantiene un ligero nerviosismo, pero nada parecido al miedo de antes. 

Llegó un momento en el que me sentí cómodo en la pizarra y delante de todos mis compañeros. 

A esto tengo que sumar que mi tía me llevaba de pequeño a una iglesia protestante y ahí, tenía que salir a hablar de vez en cuando al púlpito, lo que me supuso un refuerzo extra.

El otro día que fui a dar mi paseo matutino, estuve hablando y reflexionando precisamente sobre este mismo tema. Y comentando cómo lo viví yo. Te dejo por aquí el videíto para que lo veas cuando te aburras.

Échale un ojo, seguro que hay ideas que pueden ser interesantes para ti.

Ahora disfruto hablando en público y me encanta, pero no pude lograr esto sin trabajar en mi proceso de forma consciente y paso a paso.

Como habrás visto en el vídeo, me llevó tiempo, esfuerzo y dolor. Sí, dolor, porque tuve que despedir a mi ego y aprender a ser crítico conmigo mismo para aceptar mis errores, corregirlos y poder seguir avanzando en mi proceso.

Porque sé lo duro que es, es por lo que me dedico a enseñar a hablar en público.

Porque me hubiese gustado tener a alguien que me acompañase y me enseñase a comunicar paso a paso.

En el vídeo anterior también te comparto algunos puntos clave sobre cómo superar el miedo a hablar en público.

Además de la exposición gradual, es decir, el exponerme poco a poco a diferentes públicos de menor a mayor tamaño, tuve que aprender algunas técnicas más.

Si te pones más nervioso que pinocho en un incendio, éste regalo es para ti.

Aquí tienes una técnica que te hará la vida más fácil cuando tengas que hablar en público.

🎁Esto es para ti

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *